Estas palabras garantizan que la voluntad de Dios se cumplirá en la tierra, tal como se se cumplió en el cielo, donde mora el Eterno, cuando su hijo derrotó a Satanás y a su ejército (Apocal 12:9-12). Esta petición al igual que las dos anteriores nos recuerda la importancia de concentrarnos en la voluntad de Dios, y no la nuestra. Finamente nada beneficia mas a la creación de Dios, que la voluntad divina. Hasta el Señor Jesucristo, siendo perfecto dijo: No se haga mi voluntad, si no la tuya (Lc 22:42).
Por: Karol Gómez
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